UNO Abril 2014

Expectativas y recursos naturales: Vaca Muerta y otros desafíos argentinos

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Estudios recientes sobre opinión pública y recursos naturales en la Argentina dan cuenta de algunos cambios interesantes en la percepción y el nivel de interés de la gente sobre este tema. Por un lado, advertimos una mayor atención de quienes responden sobre cuestiones relacionadas con la sustentabilidad, la necesidad del control público, o simplemente el cuidado del medio ambiente; como sucede en la mayoría de países de América Latina, los argentinos parecen estar cada vez más preocupados por los temas que puedan comprometer el futuro de su entorno, a pesar de que siguen prevaleciendo las respuestas guiadas más por la alarma y menos por el conocimiento. Por otro lado, se siguen manteniendo los viejos prejuicios y estereotipos sobre el rol de las empresas en la explotación de los recursos naturales, a lo que se suma la percepción de que los beneficios económicos de dichos recursos no llegan.

Hoy, en la Argentina, más del 90% de la población considera “muy” y “bastante” importante el cuidado del medio ambiente (Poliarquía, 2013). Este porcentaje funciona como una alarma contundente sobre el grado de preocupación de la gente. Esto ocurre aun cuando sabemos que la mayoría de la gente quizás todavía no entiende bien de qué se está hablando. Esto es así porque la contaminación, desde un punto de vista técnico, político o social, es un fenómeno complejo. Y lo es sin dudas para una porción importante de la población general.

En Argentina se mantienen los viejos prejuicios sobre el rol de las empresas en la explotación de los recursos naturales, con respuestas en las que prevalece más la alarma que el conocimiento

Esta complejidad, la preocupación por el cuidado ambiental y el hecho que muchas comunidades sigan esperando respuestas sobre los beneficios económicos de la explotación de los recursos naturales, nos han permitido identificar la emergencia de un conjunto de respuestas que podríamos definir como “gestos expectantes”: respuestas ubicadas en el limbo de la preocupación sobre el futuro de los recursos naturales, tanto en términos de los beneficios económicos como del resguardo ambiental. De alguna manera, son respuestas que hoy están sujetas o a la espera de datos y explicaciones creíbles o descifrables. Los gobiernos y las empresas en la Argentina (y en la región en general) deben ofrecer más y mejor información sobre sus acciones en resguardo del desarrollo y la sustentabilidad.

Recientemente se concluyó otro estudio de opinión pública sobre el nivel de conocimiento de los argentinos en relación a Vaca Muerta, uno de los yacimientos de recursos hidrocarburíferos no convencionales con mayor potencial en el mundo. Esos “gestos expectantes” aparecen de manera muy clara. A casi dos años de haberse dado a conocer públicamente, el proyecto Vaca Muerta ha generado una fuerte sobrevaloración de los beneficios económicos que puede ofrecer en la corta duración, a la vez que una expectación de su impacto sobre el entorno menor a la esperada.

Vaca Muerta ha generado una fuerte sobrevaloración de los beneficios económicos de corto plazo, a la vez que una expectativa menor que la esperada en cuanto a su impacto ambiental

Aunque de manera muy preliminar, hemos visto que en la cabeza de la gente la posibilidad del impacto económico que se supone traerá Vaca Muerta está soslayando la posibilidad del fuerte impacto ambiental que puede traer aparejado. Por ahora la expectativa de Vaca Muerta está más puesta en lo económico que en lo ambiental, aunque quizás esto cambie en los próximos años. Si hay decepción en lo económico, la preocupación ambiental crecerá abruptamente y si se cumplen algunas expectativas quizás también, aunque esto puede reducirse sensiblemente si empresas y gobierno mejoran su capacidad de demostrar que están haciendo las cosas bien o lo mejor posible.

En los relevamientos, el 62% de los argentinos reconoce que ha leído o escuchado algo sobre Vaca Muerta; se trata de un porcentaje importante de reconocimiento si se tiene en cuenta que en general para el común de las personas, un yacimiento de estas características es con frecuencia “invisible”. Más aún, de ese total, la mitad dice que sabe “mucho” y “bastante” sobre el yacimiento; la otra mitad dice que sabe “poco” y solo un insignificante 2% reconoce que no sabe “nada”. La popularidad de Vaca Muerta puede leerse como sinónimo de expectativa, aunque también es producto de otros atributos.

Para comenzar, no puede haber un mejor nombre para un yacimiento de este tipo. En América Latina se espera casi siempre que un yacimiento de este tipo lleve el nombre de un padre fundador de la patria, un general o un presidente. Hasta ahora no ocurrió y esperemos que no ocurra. Desaprovechar el nombre Vaca Muerta sería un despilfarro imperdonable.

En la última década, la mayoría de los argentinos se inclinó hacia la posibilidad de que los recursos naturales sean administrados por el Estado. Hoy la opinión parece más moderada

Por otro lado, más importante quizás que el nombre son sus atributos intrínsecos. Se trata de la tercera formación de hidrocarburos no convencionales más grande del mundo localizada en poco más de 30.000 kilómetros cuadrados, lo que equivale a la superficie de la provincia argentina de Misiones. Si los recursos de Vaca Muerta alcanzan a cubrir las expectativas, el país podrá contar con ingresos equivalentes a 20 veces su PBI. En efecto, del 62% que dice haber escuchado o leído, el 84% cree que el yacimiento tendrá un impacto económico “muy” (47%) y “bastante” (37%) significativo, y solo un 10% cree que tendrá “poco” o “nada”. ¿Por qué un porcentaje importante de habitantes cree que Vaca Muerta puede tener un impacto económico “muy” y “bastante” significativo? ¿Qué esperan de este impacto? ¿Cuál es la evidencia que tienen para responder con tanta contundencia? Las respuestas a estas preguntas, merecería un estudio más profundo sobre la percepción que tiene la población sobre el valor, el potencial o la escala de un yacimiento de este tipo. Por ahora la gente recibe noticias y más noticias, todas sobre la importancia histórica o la envergadura de esta potencial fuente de recursos energéticos.

07Entonces, ¿a partir de qué momento comenzará la gente a reclamar que se pase de la información a la realidad? El año próximo, cuando resurjan las fuertes protestas de los ciudadanos por los cortes de energía, ¿aparecerán las expectativas creadas en tan poco tiempo sobre Vaca Muerta y la gente reclamará pensando en todo lo que ha escuchado sobre el yacimiento? Debe recordarse que los hidrocarburos en el país tienen la virtud de atraer y aglutinar los reclamos y protestas sectoriales de docentes, sindicatos de la construcción, comunidades de pueblos originarios, organizaciones defensoras del medio ambiente, etc. La visibilidad y expectativas de Vaca Muerta, ¿podrían amplificar más estas demandas?

Por otro lado, según hemos visto en encuestas y estudios cualitativos, en la última década la mayoría de los argentinos se inclinó con fuerza hacia la posibilidad de que los recursos naturales sean administrados por el Estado. Esto ocurre tanto para el caso del petróleo y el gas, como también para la minería. Esta tendencia se acentuó en el caso particular de YPF, empresa de fuerte raigambre en el imaginario nacional y con mucho peso en la percepción y las expectativas de la población sobre el abastecimiento energético. Como se recuerda, en abril de 2012, tras la expropiación de la mayoría del paquete accionario de YPF, por entonces en manos de Repsol; más del 65% de los argentinos estuvo a favor de la medida y, un mes después, ese porcentaje aumentó hasta un 74%. En los comienzos de 2014, la opinión sobre el peso del Estado en la matriz energética parece más moderada, aunque un 51% de la población cree que el gobierno debe administrar la producción de petróleo y gas, y solo un 10% cree que debería ser asunto de las empresas privadas. No obstante, el 32% considera que debe ser una operación conjunta.

Por otro lado, Vaca Muerta es una operación que requiere mucho capital y el gobierno actual ha expresado las limitaciones que tiene para hacerse de fondos propios para llevar adelante el proyecto. Por eso ha recurrido y tendrá que recurrir aún más a los aportes privados. No obstante eso, un 35% de la población cree que el gobierno tiene los fondos necesarios para ejecutar este mega-proyecto. Asimismo, la explotación de recursos no convencionales como los de Vaca Muerta requiere de conocimiento y tecnología muy específica. En comparación con los Estados Unidos, la Argentina no cuenta aún con los recursos humanos y técnicos necesarios para llevar adelante este emprendimiento en las mismas condiciones ventajosas de costos y beneficios. No obstante, el 52% de la población cree que estos recursos humanos y técnicos especiales para Vaca Muerta existen en el país. Sin dudas, la influencia de la tradición y experiencia de YPF –la compañía estatal de petróleo– en la producción convencional y la gran cantidad de empresas nacionales y extranjeras que operan en el país, influyen en este optimismo.

Por otro lado, en el caso del daño ambiental que podría generar Vaca Muerta, se da una situación bastante inusual ya que, por alguna razón que hay que indagar en detalle, la población hoy parece estar dándole a Vaca Muerta tiempo y hasta cierto beneficio de la duda en lo que respecta al impacto que generará sobre el ambiente. Quizás el hecho que Vaca Muerta esté transcurriendo por etapas exploratorias, hace que la población esté a la espera de un poco más de información sobre cómo impactará cuando entre en la etapa de producción a escala. No obstante, debemos insistir que esto es muy específico para el nivel de conocimiento de la población general.

Los estudios de opinión pública nos dicen que, al contrario de lo que ocurre con otros casos, hoy solo la mitad de la población que escuchó sobre Vaca Muerta considera que el yacimiento generará mucho o bastante daño al medio ambiente. Nuevamente, en comparación con otros ejemplos de industrias extractivas, estos números pueden considerarse como “tolerantes”, sobre todo si prevalece en el país un 90% de preocupación por el cuidado ambiental en la gente. Más aún, un 30% de las respuestas aseguran que Vaca Muerta tendrá “poco” impacto y un 5% que no tendrá impacto alguno. En esta parte, es interesante notar que un 13% se mantiene todavía neutral y expectante, “no sabe o no contesta”.

Más sorprendentes aún son los porcentajes de las respuestas referidas a la utilización de agua. Como es de esperarse, un 62% afirma que el yacimiento usará mucha y bastante agua; un 12% que será muy “poco” lo que use y un 3% que no usará agua. En este tema, sorprende que un tema tan sensible como este, genere que un considerable 23% reconozca que “no sabe y no contesta” al respecto, algo que hasta hoy no habíamos visto en otros estudios sobre la relación entre industrias extractivas y recursos hídricos.

¿Podrá Vaca Muerta mantener todos estos números cuando realmente comience a operar?

Ernesto Cussianovich
Director asociado de la firma argentina Poliarquía Consultores
Director asociado de Poliarquía Consultores a cargo de la división Energía, Medio Ambiente y Recursos Naturales. Es Licenciado en Historia (Universidad de Buenos Aires) y Master en Historia Económica y Modelos de Desarrollo (London School of Economics). Durante diez años estuvo a cargo de diversos proyectos sobre educación, gobierno y desarrollo sustentable del British Council y en la actualidad realiza tareas de consultoría en proyectos PNUD y BID y de docencia en universidades argentinas.

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