UNO Noviembre 2014

Familias empresarias e internacionalización: "jugar limpio y lugar todos"

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Sin duda uno de los hitos más relevantes de este año fue el pasado mundial de fútbol en Brasil. Más allá de lo deportivo y de lo felices o no que hayamos quedado con el desempeño de nuestras selecciones, se trata de un evento que cada 4 años reúne a casi un millón de personas de distintas latitudes, transformando por un mes al país sede en el mejor ejemplo de la Aldea Global que nos habló McLuhan.

Es justamente a esa aldea a la que las empresas apuntan hoy para crecer. Pensar solo en el 1% de mercados como el de Brasil, Argentina, España es pensar en grande y las compañías latinoamericanas comenzaron a hacerlo hace ya un tiempo.

Pero cuando hablamos de expansión, crecimiento, economía global, tratados de libre comercio, no es solo de la capacidad de llegar a un mercado, sino de integrarse a él. Y en ese sentido pareciera ser que poco se consideran las ventajas que significan para Iberoamérica los múltiples factores culturales en común que unen a sus países y, por cierto, a sus mercados y empresas. Considerar por ejemplo que son solo dos idiomas (español y portugués) los que reúnen el lenguaje de más de 650 millones de personas.

Crear empresa más allá de las fronteras implica generar valor en otras comunidades y culturas

010Estudios de mercado, identificación de nichos, costos de producción, eficiencias, y un sin número de factores de management son los que por lo general priman a la hora de expandirse. Preguntas como dónde establecer el centro de producción, los servicios corporativos compartidos, etc., si bien son importantes no son suficientes a la hora de emprender una expansión internacional.

Crear empresa más allá de las fronteras implica generar valor en otras comunidades y culturas, por lo tanto lo primero que debería reflexionar una familia empresaria es cómo trascenderá el Gobierno Corporativo de la organización en un nuevo contexto cultural. Preguntarse no sólo por lo que puedo vender en un país, sino por lo que es importante para ellos. No se trata sólo de difundir los nuevos puestos de trabajo que ofrecerá la empresa, sino también de las posibilidades de desarrollo que para esa comunidad se pueden generar.

Es que integrar culturas, es abrir la toma de decisión al talento local, a su experiencia y a su historia. Formar equipos de trabajo de alto rendimiento que sepan valorarse desde la diversidad y la integración, y no desde la competencia. También implica dar espacio para acoger los juicios y prejuicios de ambos lados y asumirlos como parte de la nueva realidad que se construye.

Crecer, expandirse implica la valentía de gobernar desde los valores, siendo respetuoso de cada realidad local y lo suficientemente audaces para adoptar lo mejor del otro como si fuera nuestro. Crear empresa también es crear cultura. Servirnos por ejemplo, de lo que algunos les sobra culturalmente, como puede ser la calidez latinoamericana, o la tenacidad europea y llevarla más allá de sus fronteras, generando así aprendizaje y por lo tanto desarrollo.

También está el acervo cultural propiamente tal que posee cada país, con su originalidad, expresiones artísticas, folclore, hazañas y héroes. De todo aquello las empresas pueden ser un magnífico puente y canal de difusión. De hecho, ejemplos grandiosos son los que han emprendido LAN con la iniciativa “cuido mi destino” o Prosegur, otra empresa de origen familiar que a través de su fundación y del programa “Piecitos Colorados” promueven la educación de comunidades rurales, rescatando las costumbres de sus pueblos originarios.

Los fracasos siempre se han relacionado con llevar modelos de un lugar a otro, pensando que las mismas claves del éxito en un hemisferio funcionarán en otro

Vale la pena entonces reflexionar sobre lo que ha hecho exitosas a algunas empresas latinoamericanas al momento de salir de su país, cuando sí han sabido incorporar desde el inicio de su expansión, las costumbres, buenas prácticas y el genuino respeto por el nuevo entorno y su gente. En cambio los fracasos siempre se han relacionado con llevar modelos de un lugar a otro, pensando que las mismas claves del éxito en un hemisferio funcionarán en otro. Muy globalizados estaremos, pero la necesidad de identificarnos con nuestro grupo de referencia y de hacer propio, incluso aquello que sabemos viene de afuera, es un aspecto casi gregario que en algunos casos cuando se ha minimizado, ha significado el desastre.

Sin duda que las familias empresarias que, ante la decisión de ir más allá de sus orígenes, han tenido el coraje de ser consecuentes con sus valores y de integrarse legítimamente, son las que ahora triunfan, porque el mercado siempre premia cuando se juega limpio y se juega con todos.

Gonzalo Jiménez-Seminario
Director del Centro de Gobierno Corporativo & Familias Empresarias de la Universidad del Desarrollo de Chile
Es Doctor (c) en Business Administration por la University of Liverpool (UK), MBA por la École Nationale des Ponts et Chaussées de Francia, M.Sc. en Finanzas y Economista por la Universidad de Chile. Luksic Scholar en Rockefeller Center of Latin American Studies de Harvard University. CEO de Proteus Management Consulting, consultora en governance basada en Chile que asesora a grandes grupos empresariales familiares de Sudamérica. Profesor de la Cátedra UDD-AEF Jaime Said Demaria de Empresas Familiares y Director del Centro de Gobierno Corporativo & Familias Empresarias de la Universidad del Desarrollo de Chile. Conferencista a escala global y columnista frecuentemente citado por la prensa de negocios Latinoamericana.

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