UNO Julio 2020

El FUTURO de las CIUDADES post COVID-19

En las ciudades el impacto de la COVID-19 ha sido desproporcional. A finales de mayo, Nueva York registraba más de 29 000 muertes por COVID-19, el 29 % del total de muertes en EEUU. Madrid el 32 % del total nacional, Londres el 21 %, París el 25 %. No sólo se han disparado los contagios, sino que se han amplificado las desigualdades (generacional, racial, económica, social). Algunos vaticinan un éxodo masivo a la periferia y alertan de que está en riesgo la viabilidad de los comercios y organizaciones culturales, cuya desaparición robaría a las ciudades de su principal atractivo. Efectivamente, ¿qué sería Nueva York sin Broadway, sin Lincoln Center y con las tiendas de la 5ª avenida, restaurantes y bares cerrados? Perdería su atractivo social y, con él, población y empleo. Algo así pasó en los años 70, cuando a raíz de la crisis financiera Nueva York perdió más de 1 millón de habitantes que tardó dos décadas en recuperar. Otros dicen que el fenómeno urbano volverá aún con más fuerza, como lo hiciera después de la crisis de 2008, para impulsar la recuperación. Que las estrategias de contención de la COVID-19 controlarán los contagios, los paquetes económicos salvarán el tejido productivo, y volveremos a los comportamientos anteriores a la crisis cuando haya una vacuna porque el ser humano es fundamentalmente un ser social.

“En su mayoría las nuevas tendencias son de carácter coyuntural, resultado del confinamiento, o tendencias que ya existían pero que se han visto aceleradas durante la pandemia”

Está claro que las nuevas tendencias urbanas provocadas por la crisis están impactando la dinámica de las ciudades. ¿Serán cambios permanentes? ¿Tendrán un impacto positivo en la sociedad? En su mayoría las nuevas tendencias son de carácter coyuntural, resultado del confinamiento, o tendencias que ya existían pero que se han visto aceleradas durante la pandemia. Algunos ejemplos:

Teletrabajo: antes de la crisis sólo el 7 % de la población en USA tenía la posibilidad de trabajar en remoto. Ahora Twitter y Square dejarán que sus plantillas lo hagan permanentemente. Este es un cambio cultural importantísimo que hay que potenciar porque favorece la productividad –y no la presencialidad– y la conciliación. Además, el teletrabajo será necesario para evitar las aglomeraciones en el transporte público en horas punta hasta que haya una vacuna.

Uso de oficinas: las oficinas tendrán que adaptarse a nuevas medidas de salud, distanciamiento social y reducción de eventos presenciales. Las empresas quizá mantengan sus espacios de oficina, al 60 % de capacidad para respetar el distanciamiento social, pero no hay duda de que el aumento de la productividad y el ahorro en alquileres que permite el teletrabajo pueden reducir costes en una coyuntura económica complicada.

Diversificación de usos urbanísticos: el teletrabajo permitirá descentralizar la actividad económica y potenciar una mezcla de usos más diversificada (residencial, oficina, espacios verdes etc.) dentro un mismo barrio que reduzcan los largos trayectos al trabajo y permitan vivir mejor. La reducción del tráfico ha permitido readaptar las calles para que los ciudadanos se desplacen a pie o en bici y el uso de espacios verdes se ha disparado. El acceso a servicios urbanos esenciales (vivienda asequible, espacios verdes, conectividad, alternativas de movilidad, etc.) ha demostrado ser más importante que nunca para un crecimiento inclusivo y fundamental, por ejemplo, para trabajadores vulnerables que no pueden teletrabajar, escapar a segundas residencias o aislarse en sus viviendas en caso de infección.

Cooperación social: la cooperación ciudadana se ha disparado. Las empresas han reorientado su producción hacia productos esenciales y puesto al servicio de la sociedad sus capacidades (e.g. redes de distribución o capacidades tecnológicas para apps de autodiagnóstico y rastreo). Grandes empresarios han hecho donaciones privadas y se han registrado miles de proyectos de asistencia a vecinos. Todas estas iniciativas constituyen nuevo capital social urbano fundamental para salir de la crisis.

Adopción de soluciones digitales: el confinamiento ha sido una etapa de experimentación y para todos aquellos que por primera vez han hecho una operación bancaria sin acudir a la oficina comercial, recibido un diagnóstico médico telemáticamente o comprado un seguro por internet, no hay vuelta atrás. El consumo ha caído como resultado del confinamiento, pero las ventas en plataformas digitales están capturando mayor cuota del mercado. Se abre así una oportunidad importante de crecimiento para aquellos negocios que sepan adaptarse al aumento de la demanda digital.

El aprendizaje por internet: aprender desde casa está ampliando la brecha educativa porque las familias de más bajo nivel socioeconómico tienen menos acceso a dispositivos conectados a la red, menos recursos para ayudar a sus hijos a aprender y porque no todos los centros educativos han podido adaptarse a la nueva realidad. Cerrar la brecha educativa deberá ser una prioridad fundamental para todos en el plan de recuperación.

Es evidente que las dinámicas socio-económicas y urbanas son más interdependientes que nunca y se enmarcan dentro de un determinado sistema de ciudad. Por ello, las políticas sociales, económicas y de infraestructura urbana deben estar integradas. Deben además estar basadas en evidencia empírica. Esta crisis ha puesto de manifiesto la necesidad de generar más y mejores datos a nivel local y hacer uso de ellos de manera más sofisticada en la toma de decisiones. Las ciudades tienen una gran ventaja y es que son las que más cerca están de las personas, las que mejor pueden entender sus capacidades y necesidades y plantear soluciones en base a un análisis empírico. Por tanto, se encuentran en una posición única de usar esa información para desarrollar nuevos modelos de eficiencia energética, logística, educación, servicios digitales y otros que mejoren la vida de las personas. Por último, no hay que olvidar que, aunque las ciudades tienen cada vez mayor protagonismo, los recursos municipales tienden a ser limitados así que la coordinación con otros niveles de gobierno es fundamental. Incluso en casos excepcionales como el de Nueva York, con un presupuesto de 95 mil millones, la coordinación con el gobierno estatal y federal serán fundamentales para salir de la crisis. Hay que avanzar con una sola voz para ser efectivos y atraer la inversión y las colaboraciones público-privadas necesarias para la recuperación.

 

Ana Ariño
Ex-vice presidente ejecutiva y Chief Strategy Officer de NYC Economic Development Corporation / USA
Ana ha vivido en EE.UU. 15 años y ha trabajado los últimos 7 años en el área económica del ayuntamiento de la ciudad. Ana estableció la estrategia corporativa del área económica y lideró proyectos estratégicos tanto con el alcalde Bloomberg como el actual de Blasio. Antes trabajó como consultora en The Boston Consulting Group en Nueva York, París y Madrid. Es licenciada en economía por la UAM y tiene un M.A. por Johns Hopkins School of Advanced International Studies. [USA]

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