UNO Junio 2021

Creatividad, rentabilidad en conexión con el negocio

La creatividad aparece comúnmente cuando nos referimos a la capacidad de generar nuevas ideas y conceptos, de imaginar, de ser originales y disruptivos. Se relaciona fuertemente con la expresión del arte, la música, la ciencia, y se ha mencionado que puede ser una herramienta indispensable de renovación y capaz de cambiar el futuro.

A lo largo de la historia se han generado múltiples teorías sobre este concepto, cada una de ellas con unas especificidades particulares que contemplan desde las aptitudes que son características de los individuos creadores (Guilford,1952), hasta la capacidad del cerebro para llegar a nuevas conclusiones y resolver problemas en una forma original, logrando la integración de ambos hemisferios cerebrales (Grinberg,1976).

También se ha dicho que hay una fuerte conexión entre la creatividad y la personalidad y que, aunque todas las personas tenemos la capacidad de crear, existen dos variables catalizadoras del éxito en lo que respecta al proceso creativo. La primera, referente a la motivación, intrínseca o extrínseca, que estimula a cada individuo a idear la manera de cumplir un objetivo específico; y la segunda, asociada a la disposición de asumir riesgos al considerar nuevas alternativas y formas de interpretar, evaluar, solucionar y de hacer las cosas.

La creatividad ha sido una actividad que le ha permitido al hombre crear los medios con los que ha progresado y, dependiendo de cómo se mire, un impulsor para tomar nuevos caminos y para generar un ambiente propicio para que cada quien logre la satisfacción de sus necesidades.

Además, se ha convertido en un componente fundamental en el aporte de valor que generan las organizaciones a sus grupos de interés, no solo mediante la contribución que hace su talento humano, sino también a través de la inclusión de palancas asociadas a la innovación y la tecnología que derivan en el desarrollo de nuevos procesos, productos y servicios que asegurarán su supervivencia y perdurabilidad en la industria.

Los ejemplos que existen de esto son muchos y provienen de diversos sectores, pero podría decirse que tienen puntos en común: ven la innovación como un medio para alcanzar sus objetivos estratégicos y no como un fin; están constantemente desarrollando ideas para problemas a la medida y en concordancia con los recursos disponibles; ven en las fallas oportunidades para volver a empezar y hacerlo mejor; el talento humano confía en el otro y en su organización; existe autonomía para crear; y despliegan la creatividad en forma horizontal y vertical en todos los eslabones de la compañía.

Solo aquellas organizaciones que salgan de sus límites y dejen volar su imaginación serán capaces de capitalizar el entorno y el ingenio a favor de su diferenciación.

Aunque el desempeño de cada empresa es un mundo en sí mismo, es claro que existe una conexión entre la creatividad y la rentabilidad del negocio que no debe ser subestimada por más intangible que parezca.

Según los datos del Índice Award Creativity Score (ACS) de McKinsey & Company, las empresas con mejor índice creativo están un 67% por encima del promedio en crecimiento orgánico de los ingresos; un 70% por arriba en retorno total a inversores; y un 74% mejor consideradas en valor empresarial neto.

Lo anterior puede explicarse a razón de que la creatividad tiene todo que ver con el proceso y el efecto. Por ejemplo, si una compañía es capaz de brindar soluciones a la medida de las necesidades que va manifestando el mercado y de las tendencias de los consumidores, y lo hace de forma diferencial, disruptiva y creativa, es posible que le saque la delantera a sus competidores y genere preferencia ante sus grupos de interés. O, si tiene la habilidad de canalizar los recursos con los que cuenta para generar ideas que atiendan a varios objetivos y públicos, podría ser más eficiente.

Nuestra experiencia, nos ha permitido constatar que cuando se mira la creatividad desde una óptica práctica, no solo desde lo que hacemos internamente, sino desde lo que movilizamos para llevar a nuestros clientes por ese camino, estamos ayudando a cimentar las bases de una dinámica empresarial más rentable, porque al final lo que estamos logrando es ampliar la perspectiva desde la creación conjunta de más y mejores soluciones.

Sin duda, estamos en un contexto que necesita, y seguirá necesitando, de soluciones creativas para enfrentar desafíos complejos y nunca vistos; y solo aquellas organizaciones que lo anticipen, salgan de sus límites y dejen volar su imaginación serán capaces de capitalizar el entorno y el ingenio a favor de su diferenciación, permanencia y resultados de negocio.

María Esteve
Socia y Directora General de LLYC Región Andina
Asumió la Dirección General de LLYC Colombia en julio de 2013, tras haber ocupado por dos años la Dirección de Comunicación Corporativa y Relaciones Institucionales de Banco Santander -entidad que posteriormente pasó a manos del chileno CorpBanca. Anteriormente, había trabajado cerca de diez años para Dattis Consultores en Comunicación como Directora de Cuentas y Socia Consultora, con clientes como Ecopetrol, Telefónica y BBVA, entre otros. Cuenta con una gran experiencia en las áreas de Comunicación de Crisis y Asuntos Públicos, como resultado de su trayectoria en firmas de comunicación y empresas privadas. María es Comunicadora Social por la Pontificia Universidad Javeriana.
Carmen Julia Corrales
Directora general de LLYC México
Carmen Julia cuenta con más de 10 años de experiencia en la dirección de compañías relacionadas con publicidad, marketing, comunicación y transformación digital en diferentes mercados de América Latina, entre las que se encuentran Bancaribe Banco del Caribe, Del Sur Banco Universal, Publicis Groupe y DDB México, en la que ocupó el cargo de CEO hasta incorporarse a LLYC.

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